EL HOBBIT
Tolkien nunca había esperado que sus historias se volvieran populares pero, por casualidad, otro libro que había escrito en 1932 para sus propios hijos y al que había llamado El hobbit pasó de mano en mano sin el permiso del autor hasta llegar a Susan Dagnall, una empleada de la editorial londinense George Allen & Unwin. Ésta le enseñó el libro al presidente de la empresa, Stanley Unwin, quien se lo dio a su hijo pequeño, Rayner, para que lo leyera; la historia le gustó tanto que decidieron publicarlo.
Si bien se trata de una historia infantil, el libro atrajo también la atención de lectores adultos y se hizo lo suficientemente popular como para que Stanley Unwin le pidiera a Tolkien que trabajara en una secuela, más tarde conocida como El Señor de los Anillos.
martes, 11 de mayo de 2010
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